Renovación Carismática Católica
Somos un grupo formado por seglares y sacerdotes, hombres y mujeres, mayores y jóvenes con el objetivo de contribuir a la renovación espiritual de la iglesia y de la sociedad.
El ambiente en nuestras reuniones
En la Renovación Carismática Católica destacamos el ambiente de familia en la acogida con los que van llegando y durante el desarrollo de la reunión. La alegría y el canto ocupan un espacio importante en nuestro encuentro de oración. Son cantos alegres, que nos ayudan a ambientar los diferentes momentos de la oración.
No podemos olvidarnos de la escucha de la Palabra de Dios. En la oración espontánea y en los cantos somos nosotros los que hablamos con el Señor, pero cuando escuchamos su Palabra es Dios quien nos habla e indica cómo debemos orientar nuestra vida.
Lo importante es la comunicación sincera y sentida con el Señor, sirviéndonos de los gestos corporales y palabras que en ese momento brotan del corazón.
Deseamos vivir con alegría el Evangelio, ser testigos de Jesús en la familia y allí donde trascurre nuestra vida. Reconocemos que es un objetivo muy ambicioso, pero confiamos en la fuerza y vitalidad que vienen del Espíritu Santo, que sale siempre en ayuda de nuestra debilidad.
¿Cómo se desarrollan nuestros encuentros de la Renovación Carismática Católica?
En la Renovación Carismática Católica nos reunimos en un clima de alegría y de mutua confianza para compartir nuestra fe y elevar nuestra plegaria a Dios.
Una vez creado el ambiente de plegaria, iniciamos la oración invocando la presencia del Espíritu Santo para que nos caldee interiormente, impulse y guíe nuestra oración en sus diversos momentos de perdón, alabanza y adoración, de escucha de la Palabra de Dios, de petición y acción de gracias.
Todos esos momentos son muy interesantes y nos llevan a Dios, pero deseamos destacar la importancia de la proclamación de la Palabra de Dios.
A través de las peticiones de los presentes tomamos conciencia de que Dios nos está interpelando y nos pide una aplicación concreta a nuestra vida de fe.