Este martes 24 de septiembre hemos estado alegres y unidos en comunidad en la fiesta y misa de la Virgen de la Merced, nuestra patrona.
La celebración ha sido presidida por el obispo de Lleida, Salvador Giménez Valls, y concelebrada por nuestros sacerdotes Fray Vicente Zamora y Fray Carmelo Portugal.
En la misa hemos estado acompañados por el Coro Agua Viva Mercedaria, la Cofradía de la Merced y los diferentes grupos parroquiales que durante la novena han participado activamente.
Nos ha llenado de alegría contar con la presencia de Monseñor Salvador Giménez Valls, quien en su homilía ha destacado la importancia de la Orden de la Merced para el mundo, entre otras peticiones especiales que ha hecho.
Si te perdiste la misa o quieres recordar las palabras del obispo, te compartimos un resumen en el que destacamos cinco reflexiones que nos ha dejado el prelado durante la misa de la Virgen de la Merced.
1. “No seamos sólo espectadores”
«Podemos estudiar o mirar el pasado con ojos de científicos, de historiador, o de hombre o mujer religioso. Podemos aprender mucho de lo que han dicho los demás en el pasado, pero nuestra fe nos debe llevar a la acción diaria. No podemos de ninguna manera ser espectadores de lo que han hecho los demás.
El Señor nos pide que en cada uno de los momentos de la vida amemos a Dios, al prójimo y a nosotros mismos, así nos reencontramos con Él».
2. “Que las celebraciones del cristiano no sean puntuales, sino constantes”
«Me gusta repetir la palabra ‘comunidad’. Hoy, aquí, estamos todos los que participamos de la comunidad que escucha la Palabra, que celebra los sacramentos y que aprende a compartir todo lo que tienen con los demás.
Es importante también que no se convierta la fiesta como un mito dentro de la vida anual de cada uno de nosotros.
Es verdad que una romería, un acontecimiento en Semana Santa y una fiesta patronal es importante y eso nos alegra a todos, pero la fe y la vida cristiana no es un momento puntual, un día determinado al año, sino que es la constancia de cada día que se alimenta con la palabra y los sacramentos, y que comparte con los demás todo lo que el Señor le ha regalado.
Pidamos a Dios que las celebraciones del cristiano no sean puntuales sino constantes, que necesitemos la presencia de Dios como alimento corporal cada día, escuchar su Palabra, leer, presenciar los sacramentos todos los días, todos los domingos».
3. “La maternidad nos la ha regalado Jesús desde la cruz”
«En una de las lecturas del día se menciona la maternidad. Recordemos que muchas advocaciones tienen a la Virgen con el Niño Jesús en brazos y esto es para que le demos importancia, más en estos días en que la maternidad se valora poco o nada, igual que la familia, el matrimonio estable y los hijos que son la alegría de la Iglesia y del mundo.
La maternidad no se inventa por parte de nadie, sino que se regala. Nos la ha regalado Jesús desde la cruz, Jesús que muere por liberarnos, salvarnos y redimirnos: <<Ahí tienes a tu madre>>. El Evangelio nos menciona la palabra ‘madre’que es una de las palabras más sagradas que nosotros experimentamos en nuestra vida».
4. “Servir a la comunidad y al resto del mundo”
«Enhorabuena por vuestra fiesta, recapacitad en cómo metéis en vuestro corazón y en vuestra mente el regalo que nos hace la Virgen con su Hijo, y pidamos a Ella tener disponibilidad para servir a la comunidad y al resto del mundo.
Necesitamos en todas las parroquias colaboración de cada uno de vosotros. No os olvidéis nunca que parte de nuestra vida la podríamos poner para ayudar a la parroquia donde vivimos, donde aprendemos y compartimos».
5. “No se cansen nunca de ayudar a los demás”
«Hagamos hoy, en esta misa de la Virgen de la Merced, una petición por esta gran comunidad de hijos de la Merced, para que no se cansen nunca de ayudar a los demás, de liberarles de las ataduras, no solamente materiales y espirituales, sino de tantas dificultades y pecados que se acumulan en nuestras vidas y en estos tiempos que vivimos.
Por eso es importante destacar y agradecer la disposición de la Orden de la Merced que se encarga de aplicar la misericordia y el perdón a los demás».